Interludio VII - Re y Jade - Noches: Plan

Entre A Mi Padre y A Mi Madre

Cuatro noches en una semana pueden ser años conversando. Pasado, planes, confesiones y sueños.

—Eh... ¿Jade?
—¿Qué pasa? —respondió ladeando su cabeza.
—Seguimos abrazados y no... Digo, no lo digo para que nos separemos, solo quiero... —concluyó con frase con un sonoro suspiro. La vergüenza lo tenía más que aturdido.
—¿Te incomodo? —preguntó con calma, entendiendo solo unas palabras del balbuceo del joven.

Ninguno de los dos podría haber explicado como llegaron a eso. Se juntaron hace unas horas y conversaron de los encargos y trabajos que cada uno había hecho desde que llegaron a Perscelot, del torneo, de como el Jabalí siempre parecía tener comida que les mejoraba el ánimo. En cada tema, la cercanía se hacía un poco más presente y, cuando los metros se volvieron centímetros, se abrazaron suavemente casi al mismo tiempo, de pie, mirando ella hacia la fuente y él hacia el otro lado.

—No, para nada —dijo sonriendo y mirándolo a los ojos unos segundos-. Creo que es todo lo contrario... —agregó juntando su frente con la de ella.
—Bien... —dijo ella mirando de vuelta y devolviendo la sonrisa con una un poco más leve.

El abrazo siguió un par de segundos más antes que la inseguridad, nerviosismo y falta de experiencia de Re lo obligaran a separarse suavemente. Al hacerlo, el joven sintió un poco de enojo contra sí mismo, lo cual lo impulsó, sin darse cuenta, a sostener la mano de la joven con ternura.

—Me siento... No sé, muy bien a tu lado, Jade —logró hablar casi sin balbucear
—Me siento halagada de alguna manera —dijo ella riendo de manera breve y suave al tiempo que un rubor aparecía en sus mejillas.
—Eh... ¿Caminemos un poco? —preguntó viendo que sostenía la mano de la muchacha y soltándola por la sorpresa
—Claro —dijo con una suave sonrisa. Al momento que Re la soltó, la muchacha no supo que decir y solo atinó a sostener su mano con la otra.

Ah... ¡AH! La próxima vez, tonto, la próxima vez...

—Eh... ¿Conoces eh... Shar Ha'ad Arum, Jade? —preguntó el joven de la nada, recordando su conversación con Radhak solo para cambiar el tema mientras caminaban de vuelta el Jabalí.
—Sí... —respondió haciendo una larga pausa. Re no podía tener idea de lo mucho que le hacía recordar ese nombre—. Conozco la ciudad, ¿por qué la pregunta?
—Me dijeron ayer que allí hay un tipo que puede hacer lo mismo que yo, replicar habilidades, y estoy pensando en ir algún día —respondió con emoción—. Realmente no esperaba que supieras del lugar pero, ya que lo ubicas, ¿te gustaría... ir conmigo... alguna vez?
—¿Alguien más puede usar tu habilidad? —dijo de partida, intentando ocultar el nerviosismo que le causaba recordar tantos tormentos—. Ir... A Shar Ha'ad Arum otra vez —susurró mientras miraba de reojo al muchacho. Debía ser algo sumamente importante para recorrer medio continente por solo un rumor. Sintió un fuerte impulso de ayudarlo y asintió—. Claro, iré contigo y te guiaré —comenzó con decisión, pero luego el miedo de que algo malo ocurriera con solo pisar la ciudad se extendió en sus pensamientos.
—¿De verdad? ¡Genial! —reaccionó Re, efusivo, ignorante de lo que pasaba por la mente de Jade—. Asumo que será para mucho más adelante, pero es genial saber que podré ir con alguien, en serio
—Supongo que volver al desierto me hará bien —dijo sonriendo, tratando de contagiándose un poco de la emoción pero sintiendo un fuerte dolor fantasma en la marca de su cuello.

Pesaba, le hacía recordar, sentía el calor del sol sobre ella. Llevó su mano a su cuello y sobó con fuerza.

—Jade, ya llegamos —dijo él con una risa, viéndola casi pasar de largo.
—Oh... —atinó a decir, despabilando.

Subieron las escaleras y se despidieron en el pasillo con un gesto y una sonrisa.

Segunda noche de planes.

—¿Nos encontramos allá mismo mañana, a la misma hora?
—Allí estaré, nos vemos.